El miércoles pasado se publicó en Le Monde una interesante entrevista realizada a Pap Ndiaye, historiador en la Ecole des hautes études en sciences sociales, donde habla acerca de la cultura del arma de fuego en Estados Unidos.
Esta entrevista fue impulsada por la tragedia ocurrida el pasado lunes 16 de abril en el Instituto Politécnico de la Universidad Estatal de Virginia en Blacksburg.
Pap Ndiaye afirma que históricamente las armas de fuego en los Estados Unidos han tenido gran relevancia en el imaginario colectivo. Los grupos de poder organizados en torno a su uso, como la National Rifle Association, juegan un papel fundamental en cuanto a la regulación de estos artefactos.
Para Ndiaye este tipo de organizaciones se amparan en la Segunda Enmienda de la constitución estadounidense, la cual estipula que no se puede restringir el derecho de las personas a tener y portar armas.
¿Usted piensa que se puede hablar de una cultura de la violencia en los Estados Unidos?
Yo hablaría sobre todo de una cultura del arma de fuego, es decir, de una parte de la población americana para quienes poseer un arma no es únicamente un derecho, sino de igual manera una protección indispensable. Se ha conformado una comunidad de algunos millones de activistas que coleccionan armas, se entrenan regularmente, con frecuencia son miembros de la National Rifle Association (NRA), profesan un patriotismo a ultranza y se organizan eficazmente, en particular al seno del Partido Republicano.
Por otra parte, la difusión masiva de armas de fuego favoriza su utilización rutinaria en situaciones de delincuencia, de conflicto, etc. Por ejemplo, en Filadelfia en 2006 se registraron más de 330 muertos por arma de fuego. La situación se ha tornado tan alarmante en esa ciudad que los partidarios por el control de armas no militan por su prohibición, pero sí por una limitación en la venta de armas a razón de un arma por persona y por mes. Cada año se registran alrededor 10 000 homicidios por arma de fuego en los Estados Unidos, teniendo por víctimas y autores fundamentalmente a hombres jóvenes, de los cuales un número desproporcionado son negros e hispanos. Tan dramática es la situación que tiroteos como los de Virginia Tech cuentan poco dentro del total anual.
En fin, existe una tradición de violencia política: los presidentes Lincoln, Garfield, McKinley y Kennedy fueron asesinados, del mismo modo que personalidades como Martin Luther King y Robert Kennedy.
La cultura del arma de fuego afecta a la mayoría de los estadounidenses, pero eso no es objeto de una movilización política suficiente que permitiera hacer retroceder al poderoso grupo de presión de armas y los intereses económicos asociados. Tan solo las ventas anuales de armas de fuego ligeras sobrepasan el millón de dólares. Gracias a la NRA, desde 2005, los fabricantes de armas y de municiones están al abrigo de toda acción judiciaria.
¿Las armas son parte de la ideología americana?
En cierto sentido sí. La Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense garantiza el derecho a poseer armas de fuego. Pero los historiadores han subrayado que las armas de fuego no siempre han hecho parte de la cultura americana. Antes de la Guerra de Secesión, muy pocos americanos poseían armas, comprendiendo a los habitantes del Oeste, que tenían más libros que fusiles…
A partir de 1860, las armas se generalizaron, llegaron a ser menos caras y más precisas, fueron promovidas por los industriales del armamento y los políticos. Las armas formaron parte de la cultura popular gracias a personajes como Buffalo Bill, cazador de bisontes, que presentará la conquista del Oeste como una historia de carabinas y colts. La NRA fue fundada en la misma época, en 1871, y ha mantenido relaciones estrechas con el poder político hasta nuestros días.
En su más reciente libro, Gun Show Nation (New Press, octubre 2006), Joan Burdick ha mostrado que la puesta en marcha de la Segunda Enmienda se remonta a los años 60, cuando una franja ultraconservadora del pais promovió las armas como medio para defenderse contra los movimientos sociales de la época, la sublevación negra, comunista y feminista, asociando su uso a un pasado mistificado: la de los verdaderos americanos de la libertad y el patriotismo.
Precisamente, la Segunda Enmienda es uno de los principales argumentos de la NRA…
Sí, pero es objeto de interpretaciones jurídicas variadas en un sentido más o menos liberal. Varias leyes han venido a regular el comercio de armas, desde el Gun Control Act de 1968 hasta la ley “Brady” de 1994, que impone la verificación de los antecedentes penales del comprador de un arma. Pero eso no atañe a las ventas en los “gun shows”, las ferias donde se vende una cantidad increíble de armas de todo calibre. Conseguir un arma es siempre muy cómodo, particularmente en los Estados del oeste o el sur, como Virginia.
¿La matanza de Blacksburg puede hacer evolucionar el debate?
Víctimas, como las de Columbine en 1999, tuvieron la oportunidad de hacerse entender por los partidistas del control de armas, pero no supieron, hasta el presente, estar tan organizados como el grupo de presión de armas, muy bien representado en el Congreso y en la Casa Blanca. Sin embargo, el Congreso viene de cambiar de mayoría y el momento podría ser propicio para la consolidación de la legislación. Pero es necesario permanecer prudentes, ya que la NRA es influyente y activa. Es uno de los más poderosos grupos de presión en los Estados Unidos, de los cuales los 4 millones de miembros contribuyeron a las victorias electorales de George W. Bush. Los demócratas que piensan en la elección presidencial de 2008, se muestran circunspectos sobre la cuestión. Es probable que no pasará nada.
Traducción a cargo Christian Hdez-Pérez
sociologiac.net