Sabemos que la adolescencia es una de las etapas más complicadas y un tanto enigmáticas en el desarrollo de la personalidad. Durante este periodo se padece un tránsito mental y corporal y las expectativas sobre el devenir social son inciertas.
Ante tal objeto de análisis sociológico Javier Elzo, sociólogo en la Universidad de Deusto y experto en temas sobre la juventud, ha lanzado La voz de los adolescentes, un estudio que pretende comprender la cosmovisión de los jóvenes españoles de nuestra época.
La investigación se fundamenta en una encuesta aplicada a 272 escolares entre 16 y 18 años de nueve ciudades españolas (Castilla-La Mancha, Santiago de Compostela, Madrid, Móstoles, Barcelona, San Sebastián, Vitoria, Tenerife y Granada) cuyos resultados permiten constatar que los principales íconos con los que se indentifican los jóvenes españoles son el preservativo, el dinero y la fiesta.
Aproximadamente la tercera parte de los jóvenes entre 15 y 17 años ya han practicado el acto sexual y en la mayoría de los casos optan por hacerlo “de manera segura“, eligiendo el preservativo como método anticonceptivo predilecto. El autor también comenta que actualmente está surgiendo un revival del machismo en el terreno sexual: los varones continúan distinguiendo entre la “chavala para el sexo y la chavala para el matrimonio“.
A pesar de observarse una disminución en el consumo de drogas el tema del alcohol en la juventud española es preocupante: cerca del 90% de los menores de edad han ingerido una bebida alcóholica y en determinadas regiones el 40% lo hace de forma frenética. “Fiesta equivale a beber y felicidad equivale a placer“, apunta Elzo.
Si bien el autor asegura que su estudio no pretende “dar recetas ni ser un manual de autoayuda“, en relación con la cuestión monetaria recomienda enviar a los adolescentes a la vida laboral cuando tengan la edad apropiada. Según éste los jóvenes “tienen demasiado dinero que logran haciendo carantoñas a sus abuelos y familiares“, por lo que resulta indispensable enseñarles el valor del trabajo.
Fuente: La mirada de Jokin